No me pidas que sea
injerto en tu rama,
quiero ser árbol.
con leve velo marfil,
gota que viaja en un cuento
y despierta mi sentir.
Vuelo de ave nocturna,
pasos de un buen bailarín,
cielo que narra mi historia
promete hacerme feliz.
Bosque plegado en umbría
tras la vieja ruta sin fin,
caricias de tiernas verbenas
en la piel bronceada, carmín.
Sed de lo nuevo, en silencio,
suspiro cortado al azar;
opuestos en alma y en cuerpo,
ostras tan lejos del mar.
Pueblos que abren sus puertas,
tiempo de descansar,
chañares vestidos de oro.
Cerrar los ojos, soñar.
Duele el despertar
di sólo aquello que tenía.
Mi piel como es mostré:
en parte tibia y a veces fría.
Pedido de mujer
y brindemos por la paz
de antiguos amores,
unamos nuestras sonrisas en una
cuyo brillo natural sea el de tus ojos.
recorriendo las líneas de mi vida
y dejando en el camino invisible
la sigla muda que no olvida.
y jugá conmigo a la escondida,
descubrí el velo de mis sombras
y dame un motivo para estar viva.
a mi casita de maderas,
donde podía ser feliz
con muy poco.
Podré volver a empezar
cuando me canse el juego,
podré soñar una vez más
con los sentidos abiertos.
Podré cantar sin letra alguna
sin entonar siquiera,
regresar a lo que era,
en la siesta, a escondidas,
Alimentar al mundo entero
con mis pasteles de barro
y mientras duerma mi abuela
con sus flores adornarlos.
Tal vez no tenga…
Tal vez no tenga promesas suficientes
esta noche
y el suspiro no me alcance
para llegar
adonde siempre hieren los reproches
que vienen y van.
Tu regalo
una sonrisa a medias
y una palabra muerta
de la mañana aquella
que amanecí sin vos.